He aquí viene el soñador
Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador… …y veremos qué será de sus sueños. Génesis 37:19–20 Moréh Jonathan Colina
Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. Génesis 37:19–20
La preferencia de Iaacov para con Iosef y los sueños que el mismo contó a sus hermanos despertaron la envidia y odio en ellos.
Ellos tenían planes malvados contra Iosef. Por eso Iosef es enviado por su padre a Shéjem para que vea el comportamiento de sus hermanos y relate información a su padre. Ellos al darse cuenta que el viene, de inmediato tramaron maldad en su corazón.
El Or HaJaim dice que ellos estaban tan alterados emocionalmente que ni siquiera pudieron contener su ira hasta que él los alcanzara.
Por eso Iosef ni siquiera había llegado hasta ellos y ya lo habían tildado de manera despectiva como el soñador.
Por lo tanto, “he aquí el soñador” o “he aquí el hombre de los sueños” es una frase burlona que contiene dentro de sí un sentimiento de odio.
Y este odio alimentaba sus corazones al punto de rechazar a su hermano y tramar un plan de muerte hacia él.
¿Por qué querían matarlo? Porque ellos pensaban que al matar a Iosef también mataban sus sueños.
El Or HaJaim dice que los hermanos de Iosef se esforzaron por demostrar que sus sueños contenían información falsa o que eran meros reflejos de lo que había estado pensando durante el día. Si lo mataran ahora, esto probaría que los sueños sólo reflejaban las propias aspiraciones de Iosef.
Ellos no creían que los sueños de Iosef tenían un cumplimiento profético. Ellos pensaban que Iosef se los contaba para echarle en cara o creerse superior a ellos.
Seforno comenta que los hermanos de Iosef pensaban que el solo contaba sus sueños para hacerlos enojar. Y por eso ellos al tramar su muerte iban a hacer testigos de que todos estos sueños se disolverán en la nada y que no son más que mentiras.
Por eso ellos traman su muerte y planean tirarlo en una cisterna para hacer creer que una bestia lo devoró. Todo esto con el propósito de no ver sus sueños cumplidos.
Así que el problema no era Iosef, el problema eran los sueños de Iosef. Ellos no aceptaban que el hermano menor fuera superior a ellos. Ellos no asimilaban los sueños de grandeza de Iosef y por eso planean acabar con sus sueños. Lo que ellos ignoraban es que para acabar con sus sueños primero tienen que acabar con aquel que se los dió a Iosef y eso sería imposible.
De allí que una cosa es lo que piensa el hombre y otra cosa es el plan del Eterno. Debemos entender que muchos son los designios del hombre, pero el propósito del Eterno es el que va a prevalecer.
Por más que el hombre desee matarnos, por más que el hombre desee acabar con nuestro propósito, por más que el hombre desee destruir nuestros sueños, la voluntad del Eterno es la que impera.
Y esta voluntad es tan perfecta que lo que comienza en odio terminará siendo un gran favor. Y este propósito es tan perfecto que Adonai nos termina usando para preservar la vida de aquellos que nos quieren matar.
Shalom Ubrajot!
Moréh Jonathan Colina
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