Jinúj Baním (Educación de los Hijos)

Moréh Jonathan Colina
12 min readJun 24, 2022

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Educando a los hijos, Educación a los hijos, educar a los hijos

JINÚJ BANÍM (1)

JINÚJ BANÍM (1)

La Sabiduría Hebrea nos enseña que no hay educación a los hijos (Jinúj Baním) sin que antes exista una educación en los padres.

Por eso, la mejor educación a los hijos será con las buenas acciones de sus padres.

De nada vale formar a un hijo si como madre o padre no encamino mis pasos hacia los principios y valores.

Para que haya una buena educación, debe haber una buena orientación, formación y sobre todo rasgos de cualidades afinados en nosotros como padres.

Los hijos serán el reflejo de los padres y como tú te comportes y lo que tú le transfieras física, emocional y espiritualmente, será como ellos actuarán

La mayor educación comienza antes de que ellos lleguen a nuestras manos y es con nuestra propia educación como padres.

La verdadera educación es aquella que se otorga con amor, ejemplo, disciplina y principios.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina — Iesarela Colina

JINÚJ BANÍM (2)

JINÚJ BANÍM (2)

La instrucción a los hijos es una de las responsabilidades y prioridades mas grandes que como padres tenemos.

Debemos entender que ellos son como esponjas que absorben todo lo que uno les dice, pero también todo lo que uno hace.

De allí la importancia de dedicarnos constantemente a esta labor, porque no podemos desplazar este compromiso para que la sociedad y el sistema lo instruya a su manera.

Formar e instruir a un hijo en su camino significa no solo enseñar lo que me conviene sino ir más allá, tratando de que ellos sean mejores que nosotros y que por sobre todo sus pasos sean más en principios y no en mis estructuras erradas ni mucho menos las creencias religiosas.

Por eso la instrucción será conforme a la Torah, no a lo que yo pienso o creo, porqué la ardua formación será para que ellos se acerquen a su Creador y con su vida le agraden.

Hoy debemos ser responsables delante del Eterno, porque no es traer hijos al mundo, es formar a nuestros hijos para que sepan cómo proceder en el mundo, siendo una generación diferente que impacte al mundo con Torah.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina- Iesarela Colina

JINÚJ BANÍM (3)

JINÚJ BANÍM (3)

Como padres es normal que exista la incógnita sobre si existe algún manual para criar hijos por el camino del bien.

Y ciertamente existe uno que viene del cielo y es el que lamentablemente no se toma en consideración.

Los padres principalmente deben ser instruidos por ese manual, para entonces poder instruir a sus hijos.

Por eso vemos que el mismo Eterno dice:

Veshinantám LeVaneja VeDibartá Bam (Y las enseñarás a tus hijos y les hablarás de ellas) Deuteronomio 6:7.

¿Qué es lo primero que los padres deben enseñarle a sus hijos?

Sobre el Shemá (Oye). Este Shemá es el primer mandamiento, es la instrucción y enseñanza que todo padre le invita a su hijo a unirse al Eterno a través de la obediencia a la Torah.

Por eso, al andar por el camino, cada mañana, tarde y noche, todo padre debe decirle y demostrarle a sus hijos que Adonai es nuestro Elohim, que El es uno y debemos amarlo con todo nuestro corazón, alma y fuerza.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina- Iesarela Colina

JINÚJ BANÍM (4)

JINÚJ BANÍM (4)

Los padres suelen tener la idea o percepción que cuando los hijos están pequeños ellos no entienden. Es muy común oír frases como: “¡pobrecito! está muy pequeño”, “el no entiende”, “él no sabe”.

Es un error menospreciar el coeficiente intelectual de unos niños que están pendientes de todo y absorben todo lo que está sucediendo en su entorno.

E inclusive hasta en el vientre de su madre, ellos están recibiendo todo lo que su madre le transmite. De hecho la literatura rabínica nos dice que todo lo que ocurre a la madre influye sobre el feto.

Por eso la Sabiduría Hebrea recomienda que toda madre que está en gestación deba incrementar su espiritualidad.

Esto también implica que ella debe orar y también orar por su bebe, hablarle de Torah aun estando en el vientre, recitar Tehilim (Salmos) y frecuentar la comunidad.

Una vez que el niño nace, el sigue absorbiendo todo lo que se le transmite de manera física, emocional y espiritual. Por eso el cuidado de lo que sus padres dicen o hacen frente a ellos.

La costumbre en Israel es que a partir de los tres años es donde el niño debe ser más involucrado en las actividades espirituales como el estudio de la Torah y la oración. Ya cuando llega a la edad de seis o siete años, se le comienza a profundizar en torno a la obediencia a la Torah. Ya cuando ese niño llega a los doce o trece años, es declarado hijo del mandamiento y puede tomar decisiones por cuenta propia porque es responsable de la Torah que se la impartió.

Si tomáramos en cuenta esto, traería como resultado una generación diferente, que amen al Eterno y que impacten al mundo con sus acciones imbuidas de Torah.

No podemos desaprovechar la oportunidad de formar a nuestros niños desde pequeños. No permitamos que ellos crezcan y lleguen a esa edad en la que se nos escape de las manos porque no prestamos atención a su crecimiento y formación, pensando que ellos no entendían nada, cuando realmente si había un mundo comprometido que los estaba educando contrario a los ideales del cielo.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina- Iesarela Colina

JINÚJ BANÍM (5)

JINÚJ BANÍM (5)

Ya hemos dicho que como padres debemos enseñarles el Shemá a nuestros hijos. Nos dice la Torah: Oye, Israel: Adonai es nuestro Elohim, Adonai es Uno (Deuteronomio 6:4).

Y de hecho, este es el primer mandamiento de la Torah: Yo soy Adonai tu Elohim… (Éxodo 20:2).

A nuestro Rabí le preguntaron cuál era el primer mandamiento y el respondió con el Shemá: Oye, Israel: Adonai es nuestro Elohim, Adonai es Uno (Marcos 12:29).

El shemá es esa declaración de fe que nos invita a reconocer que Adonai es uno y que solo le debemos nuestra vida, obediencia y servicio a Él.

Si como padres no instruimos a nuestros hijos que Adonai es uno, que no hay otro como El, que Él es único y que nos debemos a Él, entonces nuestros hijos no van a valorar la herencia y el legado del Creador como lo es la Torah.

Por eso, luego de enseñarles el Shemá, debemos enseñarles a nuestros hijos que la Torah es una herencia eterna.

La Torah que nos ordenó Moshé es el legado de la Congregación de Iaacov. Deuteronomio 33:4

La literatura Rabínica nos dice que Moisés recibió la Torah en el Sinaí y la transmitió Josué; Josué a los ancianos; los ancianos a los profetas; y los profetas se la transmitieron a los hombres de la gran asamblea… (Pirkei Avot).

Por eso esta Torah ha sido transmitida de generación en generación como ese manual de instrucción, como esa enseñanza de vida, como ese gran regalo del cielo, como ese legado espiritual, como esa herencia que nos dio nuestro Abba.

Por eso nuestro deber como padres siempre será inculcarles sobre esta manual de vida llamado Torah. Y el mayor y más importante trabajo es instruirlos en el camino de la obediencia al Eterno.

Por tanto, cuando dice el mandamiento Yo soy Adonai tu Elohim, es hacerle ver a los hijos que solo hay uno solo y único que hace todo y que sin Él nada podemos hacer.

Que ellos crezcan entendidos que el Eterno es su Padre, su autoridad máxima, su vida, que Él sea lo primero, que nos debemos únicamente a Él, y que fuera de Él no hay nadie más.

Que cada día puedan amar su Torah al convertirla en obediencia a su camino, que su prioridad siempre sea El y puedan desde pequeños aprender a buscarle y servirle con un corazón genuino y no por interés.

El mayor regalo como padres no simplemente será recibir los hijos como esa gran bendición, sino llevarlos al dueño de la bendición y poder acercarlos a la vida eterna.

Esto será un desafío diario, pero a la vez también será una gran bendición y satisfacción ver que nuestros hijos viven la Torah, sirven al Eterno y que también tendrán la responsabilidad de transmitir esta herencia eterna, este legado espiritual a sus generaciones.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina — Iesarela Colina

JINÚJ BANÍM (6)

JINÚJ BANÍM (6)

Cómo padres es importante trabajar arduamente en brindar herramientas para la vida espiritual de nuestros Hijos.

El hecho que ellos estén pequeños, no quiere decir que no vamos a enseñarles a orar.

Ya hemos dicho que no podemos menospreciar su coeficiente intelectual y que obviamente son como esponjas que absorben todo lo que sucede en su hogar.

Cuándo están muy pequeños se les infunde la importancia de esa búsqueda, de que repitan con uno la oración y que den gracias al Eterno por todas las cosas sean buenas o malas.

Y como en la mayoría de los casos los padres salen a trabajar y las madres son las que pasan más tiempo con ellos, entonces es ella la que tiene la mayor responsabilidad y ella dará cuenta por todo lo que enseñó a cada uno de ellos.

Una madre que enseñe a orar a sus hijos les abre la puerta a la bendición y demuestra que ella también vive de una vida en plegarias.

La mayor garantía para los padres es que sus hijos se acerquen al Creador porque es la fuente de todo y nos debemos a Él.

Un hijo que se le enseñe a tener comunión con el Eterno, se le está enseñando la verdadera vida, porque sus pasos siempre serán dirigidos por aquel que lo supervisa y a quien busca día a día.

Cada mujer debe esforzarse por dar lo mejor de si en cuanto a la enseñanza de que sus hijos hablen con el Eterno, para que ellos hagan de su vida una relación con su Creador y no simplemente lo busquen cuando necesiten.

Una madre que enseña a sus hijos a orar demuestra que verdaderamente ama lo que el Eterno le entregó como regalo, porque no hay nada más satisfactorio para unos padres el hecho de saber que sus hijos aman al Eterno y lo buscan en oración y con todo su corazón.

Pero no podemos olvidar que la mayor enseñanza será que nuestros hijos nos vean a nosotros en una constante vida de oración, en una vida de gratitud, en una conexión con el Creador.

Que como padres podamos enseñarles a nuestros hijos la importancia de tener una relación con el Creador, no simplemente de labios, sino a través de acciones.

Si ellos ven en nosotros que hablar con el Eterno es lo más importante, entonces cuando nosotros no estemos, ellos lo seguirán haciendo.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina — Iesarela Colina

JINÚJ BANÍM

JINÚJ BANÍM (7)

El mayor propósito de tener hijos no es simplemente convertirnos en una familia completa, es extender la voluntad del Eterno en ellos para que también sean un faro de luz.

Ya hemos dicho que la formación a los hijos comienza por la formación de los padres y que nosotros debemos dar el ejemplo de adherencia y apego al Creador. De allí la importancia de colocar la Torah sobre nuestro corazón.

Nos dice la Torah: y las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y al levantarte (Deuteronomio 6:7)

La instrucción a nuestros hijos debe ser diaria y constante. Un día que dejemos de instruirlos por ese camino de obediencia y fidelidad al Creador, es un día que ellos dejan de alimentarse espiritualmente.

“…y hablarás de ellas estando en tu casa” Apartar un tiempo en casa para instruirlos es tan necesario para su formación.

“y andando por el camino” Aun cuando estamos fuera de casa, es importante remarcar la enseñanza en cuanto a la forma como debe pensar, hablar y actuar para agradar a su Creador.

“y al acostarte” Que la palabra del Eterno sea lo último que reciba antes de dormir y que sobre todo pueda conectarse con su Creador en oración.

“y al levantarte” Que la palabra del Eterno sea lo primero que el reciba apenas despierte.

Con este estilo de vida diario, estos hijos crecerán con temor al Eterno y vivirán lo más apegado posible con su creador.

Y esto no quiere decir que ellos no tengan su espacio, porque obviamente debe ocurrir. Deben tener un tiempo para sus clases seculares, para distracción, para recreación entre otras. Lo malo es cuando este espacio se hace su vida y no la enseñanza e instrucción diaria.

Debemos entender que un hijo es un tesoro que se nos otorga con el objetivo de guiar su vida a su propósito y es nuestra responsabilidad el enseñarles que tienen un propósito de vida que cumplir y que su vida les pertenece a aquel que los creó desde un principio.

Cuando los padres asumimos este compromiso de instruir a nuestros hijos conforme a la Torah, nos estaremos ahorrando más adelante grandes sufrimientos por parte de ellos, porque una vez que un hijo ame el camino del Eterno y lo haga su vida, jamás querrá salir de su entrega y comunión con su Creador.

El mayor regalo para un hijo es encontrarse con padres que amen al Eterno y su Torah y que todo lo que le enseñen lo vivan con acciones que reflejen el compromiso que tienen con su Creador.

La oración como padres es rogar que nuestros hijos vean al Eterno como su Padre, que nunca se aparten de Él, que tomen tiempo para estar a solas con El, porque un hijo que aparta tiempo para hablar con su Creador reconoce y acepta que su vida no tiene sentido sin el Creador a su lado.

Una madre que enseña a sus hijos y lo conduce por este camino debe entender que no tiene control de ellos, que su deber es instruirlos y si ella ve deficiencias en ellos, entonces deberá apartar un tiempo de su plegaria para rogar al Eterno por ellos y no estar sofocando diariamente, porque al final no verá buenos resultados.

Si un hijo mayor de 12 años no camina conforme a lo establecido es porque la madre debe esforzarse más en orar por ellos, pero no debe sentirse culpable si caminan o no, porque si se enseña de la manera justa y correcta no sucederá esto, a menos que los hijos haciendo uso de su libre albedrío decidan ir en contra de lo recibido por sus padres.

Se necesita mucha sabiduría de lo alto y no lógica humana para instruir a los hijos y sobre todo se necesita mucha oración para que nuestros hijos caminen conforme a su Creador.

Shalom Ubrajot!

Moréh Jonathan Colina- Iesarela Colina

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Moréh Jonathan Colina

Maestro de Torah y Raíces Hebreas (Or Lagoim), Lcdo Desarrollo Empresarial. Emprendedor